Le
ves, el corazón se te acelera y las esquinas de tu boca se alzan
dibujando una sonrisa. Luego te das cuenta de que tú no encajas en
su mundo, que sois como dos polos opuestos. Y es ahí cuando se
mezclan dos sentimientos totalmente contradictorios. Tú corazón ya
no late fuerte y tu sonrisa desaparece.
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